Quizás haya llegado el momento de aplicar algunas técnicas mercantiles, del mundo de las ventas, del análisis del balance de situación, a nuestras propias vidas.

Quizás, y sólo quizás, viendo nuestros propios aconteceres vitales como actos de negocio nos podamos acercar un poco más a una solución, o más bien, a una aceptación de la situación como entente que nos cuestiona cada día si estamos haciendo lo correcto con nuestras propias vidas.

De nuevo quizás, e insisto, solo quizás, debamos observar nuestras propias vidas como meros productos que tenemos que colocar en el mercado, hostil en estos tiempos, pero mercado al fin y al cabo.

Si solamente aplicáramos una matriz DAFO en nuestro actual balance de situación, a lo mejor descubriríamos que lo que nosotros consideramos debilidades vitales , pueden convertirse en fortalezas en según qué situaciones de mercado, igualmente las fortalezas pueden temblar si las bajamos al campo de batalla de la competitividad del mercado vital.

Oportunidades, sin duda, todos tenemos. La cuestión es descubrirlas, analizarlas y explotarlas, y amenazas, ¡ay las amenazas!, son con las que convivimos cada día que leemos la prensa.

Dicho esto, y sin abundar en dicho análisis, quizás también debamos tener un consejo de administración de familiares y amigos que bien nos quieran y nos complementen en nuestras decisiones, porque como directores generales de nuestras vidas hay veces, sin duda, que tomamos decisiones equivocadas, ya sean expansivas o restrictivas…Despedir a alguien o contratarlo puede marcar la diferencia del ratio de felicidad en nosotros mismos.

Quizás debamos salir al mercado de valores vital y comprobar cuanto se apuesta por nosotros: posiblemente nos llevaríamos una sorpresa.

A lo mejor ha llegado el momento de poner un director de marketing en nuestras vidas: el director financiero ya nos lo han impuesto, y nunca mejor dicho lo de impuesto….

Y por favor, quizás… y sin quizás también, debamos hacer más caso a nuestros propios recursos humanos, esos locos bajitos que nos asesoran con la libertad de tener su puesto asegurado.

Con las decisiones de organización que aquí se plantean deberemos retomar las decisiones de nuestro propio acontecer para dirigir nuestra empresa más importante, nosotros mismos, hacia el éxito, sabiendo que hay empresas que están destinadas a no tener éxito nunca como tal, pero estarán trabajando duramente para siempre en mejorar nuestro entorno y nuestro día a día.